Ya en las Ferias medievales surgía una necesidad primordial: captar la atención del público asistente y conseguir que se acercase al producto ofrecido. Los medios para conseguirlo han cambiado y la tecnología y los medios audiovisuales han sustituido a voceros y pregoneros. Pero hay algo que no ha cambiado: lo que va a atraer al público va a ser lo más vistoso, novedoso y sorprendente de la Feria. Las empresas recordadas serán las que hayan sabido hacer llegar mejor su mensaje a visitantes y participantes.
Sin embargo, hoy hay que ir todavía un paso más allá. Hay que ampliar los “espacios feriales”. La informática e internet nos abren la puerta a las ferias virtuales, a aplicaciones participativas… en definitiva, a unas formas de marketing y comunicación que hace poco no existían.